MANDALA A LA NATURALEZA

¿Qué es un mandala?

Un mandala está constituido por un conjunto de figuras y formas geométricas concéntricas que representa las características más importantes del universo y de sus contenidos. Su principal objetivo es fomentar la concentración de la energía en un solo punto durante la meditación.


Como ya podemos intuir, el principal beneficio que destacaremos sobre nuestros hijos cuando pintan mandalas va a ser que fomentan la atención y la concentración, pero sus beneficios van más allá.


·         Favorecen el desarrollo de la psicomotricidad fina de manos y dedos.
·         Promueven el bienestar interior del niño, al centrarse en una actividad placentera como es el hecho de pintar.
·         Favorecen su creatividad e imaginación.
·         Reducen el estrés y la ansiedad.
·         Ayudan a desarrollar la paciencia, el tesón, la perseverancia y la constancia.
·         Permiten que trabajemos conceptos geométricos: círculos, triángulos, cuadrados, estrellas, …
·         Posibilitan que introduzcamos nuevo vocabulario, de colores, formas, tamaños o emociones.
·         Propician el aumento de la autoestima, al permitir que el niño cree algo propio y único.
·         Estimulan su sentido estético

Nuestra maestra de yoga, Paula, le ha dado una vuelta de tuerca a todos estos beneficios. Nos ha invitado a una experiencia única. Una experiencia de apego y pérdida inmediata. Hemos creado una obra de arte, un mandala a la naturaleza, una expresión creativa en la que utilizaremos todo tipo de materiales que nos cede la tierra.


Una preciosa introducción con cajas misteriosas que descubrimos poco a poco. Oliendo, palpando, observando… Cada caja contiene pequeños tesoros del aire, la tierra y el mar.
Cajas con, piedras y piedrecitas, cascaras seca de frutas, semillas, plumas, arena, legumbres, flores, hierbas aromáticas, conchas…tantas y tantas sensaciones que la motivación y la creatividad fluía sola.

  
  

Paula dibujo un gran mandala en el suelo que terminaron los niños y niñas con tizas y empezamos a rellenarlo según nos nacía de dentro. Con música que evocaba la naturaleza el alumnado comenzó a moverse y bailar mientras olían las flores y las hierbas,  chocaban las piedras y conchas para crear sonidos, se hacían collares con las cascaras de frutas secas, compartían opiniones de cómo debían colocar las cosas…

  
  
 
 

La experiencia fue fascinante. Cuando estuvo terminado nuestro mandala, dimos gracias a la naturaleza por brindarnos tantas y tantas cosas preciosas con las que habíamos experimentado y aprendido y le dedicamos un “OM”

   

Hablamos sobre el trabajo que nos había costado realizar la experiencia y el tiempo que habíamos dedicado a esta creación. Valoramos el resultado repasando los materiales utilizados, describiendo que eran, como olían, donde los encontrábamos, que podíamos hacer con ellos, etc.
Nos despedimos y destruimos nuestro mandala. Lo dejamos ir. Metimos todo lo que podíamos aprovechar en cajas y finalizamos nuestra actividad sin dejar rastro de la creación.
Posteriormente utilizamos las conchas y flores para realizar estampaciones, las ramitas, cascaras para hacer  mariposas y las piedras para trabajar los números.

NAMASTE


Comentarios

  1. Muy hermosamente necesario para desarrollar los principios de arraigo que poseemos con los hermanos elementos y nuestra pertenencia a la madre naturaleza. Enhorabuena y que cunda el ejemplo.

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